10 de diciembre de 2009

Tu mi complemento, mi media naranja
Ortega Salgado Itzel

“El punto es, cuán maravilloso es que cada una de estas flores tenga una relación tan especial y específica con el insecto que la poliniza. Existe este tipo de orquídea que se ve exactamente como este insecto; él se ve atraído por ella, es su doble, su alma gemela, y no quiere nada más que hacerle el amor. Y después de que el insecto se va volando, localiza a otra alma gemela y también le hace el amor. Se da entonces la polinización. Ninguno de los dos se dará cuenta nunca de la importancia de su amor. Me refiero a que, ¿cómo podrían ellos saber que gracias a su pequeño baile el mundo vive? ¡Pero el mundo vive! Por el simple hecho de hacer eso para lo que están diseñados, algo grande y magnifico sucede. En este sentido ellos nos enseñan como vivir- como el único barómetro que se posee es el corazón. Que cuando localizas a tu flor, no puedes dejar que nada se interponga en el camino.”

(Diálogo por John Laroche en Adaptation. Película de Spike Jonze. 2002)

Aunque plantas y animales no hablen entre sí, las relaciones que hay entre ambos son indiscutibles. Estas interacciones resultan en un tejido que a lo largo del tiempo ha contribuido al nacimiento de nuevas especies.

Las plantas constituyen la sexta parte de las especies vivas que han sido descritas en el mundo, y los insectos casi dos terceras partes de los animales. Por lo tanto, estos dos grupos son dominantes: uno en el ámbito de la flora y otro en el de la fauna, y su interacción es una parte fundamental para el funcionamiento de la vida tal como la conocemos.

Actualmente, la coevolución, uno de los temas más importantes en ecología y evolución nos dice que la relación entre animales y plantas ha sido la causante de la diversidad biológica actual en el mundo. En el caso de las plantas superiores, sus interacciones con ciertos polinizadores han impulsado la evolución de una gran parte de sus rasgos morfológicos, reproductivos, funcionales y químicos asociados a un gran proceso de diversificación.

Con frecuencia, cuando escuchamos la palabra evolución, la palabra mono o fósil viene a nuestra mente con una velocidad fugaz y olvidamos que los vegetales también han ido cambiando gracias a procesos evolutivos. Los medios de adaptación de los organismos vegetales fueron notados y explicados por medio de selección natural hace muchos años, y por primera vez, por Charles Darwin. El fue un gran naturalista que mantuvo siempre una mirada constante y especial hacia el mundo vegetal, realizó experimentos sobre su modo de fecundación y muchas otras observaciones que le ayudaron a plantear y sustentar la selección natural como un mecanismo evolutivo.


Si la mona se viste de seda, ¡se ve más bonita!

Antes de comenzar a hablar sobre adaptación, se debe recordar lo que es una flor. Las flores, son hojas que han sufrido modificaciones y que poseen tejidos reproductivos y fértiles. Cada conjunto de piezas florales que nacen de un nudo reciben el nombre de verticilo. Las flores poseen cuatro: dos para cáliz y corola, y otros dos que serán los reproductores sexuales (androceo: para representar a la flor macho y gineceo: para la flor hembra).

En la flor ocurren dos de los procesos más importantes para la planta: el primero, la producción de gametos, y el segundo, la fecundación. Para la fecundación, es necesario que haya un transporte desde el verticilo de un grano de polen hasta el verticilo femenino, donde llegara al gineceo y alcanza al ovulo.

Existen diversos tipos de polinización. Se tiene la autopolinización (en la que el polen producido en una flor cae sobre el estigma de la misma flor) y la polinización cruzada, (en la que el polen producido en una flor debe viajar a las estructuras femeninas de otra flor en otro organismo).

En las plantas que producen flor existen muchas formas de transportar el polen. Algunas plantas dependen del viento, pero la gran mayoría depende de la ayuda de animales. Cuando las plantas dependen de este tipo de ayuda, se habla de una polinización biótica.


"Las flores se encuentran dentro de las producciones más hermosas de la naturaleza; pero se han vuelto visibles al contraste con las hojas verdes, y en consecuencia, hermosas al mismo tiempo, para que puedan ser vistas fácilmente por los insectos. He llegado a esta conclusión porque he encontrado como regla invariable que cuando una flor es fecundada mediante el viento, no tiene nunca una corola de color llamativo. Diversas plantas producen habitualmente dos clases de flores: Unas abiertas y coloreadas de tal modo que atraigan a los insectos, y otras cerradas, no coloreadas, desprovistas de néctar y que nunca son visitadas por los insectos. Por consiguiente podemos llegar a la conclusión de que, si los insectos no se hubiesen desarrollado sobre la faz de la Tierra, nuestras plantas no se hubieran cubierto de bellas flores y hubieran producido solamente flores tan pobres como las que vemos en el abeto, el roble, el nogal y el fresno, y en las gramíneas, espinacas, acederas, y ortigas, que se fecundan por la acción del viento." (El Origen de las Especies. Capítulo VI. Pág. 213).

La mayoría de las plantas con flor requieren de visitantes florales que mueven el polen y van con individuos diferentes para poder reproducirse. El grupo más frecuente para realizar esta tarea son los insectos. Ambos bandos quedan a mano: se trata de la necesidad de reproducción de las plantas y la necesidad de alimento de los insectos. Así se moldea la interacción.

Para la atracción de su fiel amante, la flor de las plantas se sirve de varias herramientas para vestirse bella y atraer a su pareja polinizadora. Para ello pueden presentar varios atributos morfos y funcionamiento como el color, tamaño, forma de la corola, presencia de néctar, fragancias, aceites, longevidad, horarios para abrirse y cerrarse, despliegue floral y, finalmente, el polen. Gracias a estas características, el polinizador también adopta cierto comportamiento, afectando por ejemplo, el número de visitas del polinizador o la calidad de la visita (cuanto polen tome).

…tan pronto como la planta se hubiese vuelto tan atractiva para los insectos que el polen era llevado regularmente de flor en flor, pudo comenzar otro proceso. Ningún naturalista duda de la división fisiológica del trabajo; por consiguiente podríamos creer que sería ventajoso para una planta producir estambres solos en una flor o en toda una planta, y pistilos solo en una flor o en toda una planta. (El Origen de las Especies. Capítulo IV. Pág. 126-128.)

Hemos hablado entonces de que tanto flor como insecto han estado bajo procesos de adaptación paralelos, pero… ¿Qué entendemos por adaptación?

Camarón que se duerme…

Entendemos como proceso de adaptación a todo el conjunto de características pertenecientes a un organismo que han promovido su adecuación y que fueron seleccionadas por los beneficios que le otorgan al individuo. Además también, de que tales características constituyen variantes fenotípicas (adaptaciones físicas, ya sea en el tipo de flor, su aroma o colores) con mayor adecuación que otras en un ambiente.

Si hablamos de las características que han ido adquiriendo las estructuras florales para llamar la atención de sus amantes, sus polinizadores únicos, también podemos hablar de que se producen dos efectos importantes en esta relación:

- La primera es la determinación de la probabilidad de que la flor sea polinizada y el tiempo la visita. Con cada despliegue floral se obtiene un mayor número de visitas.

- La segunda es la decisión de saber cómo y cuánto polen van a depositar en el cuerpo del vegetal.

El mejor ejemplo se encuentra en las orquídeas, en las que las polinias (masa de granos de polen) son insertadas en el cuerpo del polinizador de forma específica.

Gracias a los dos efectos anteriores, se dan tanto en la flor como en el polinizador, los métodos de causa-recompensa. En el caso de la producción del polen, por ejemplo, es utilizado como alimento para las larvas de los polinizadores, lo que quiere decir que, en adición a la producción de polen como medio de propagación de la planta, se da un incremento para dar al polinizador una recompensa y que pueda alimentar a sus larvas. Queda entonces para el polinizador la obtención de un recurso al visitar a las flores, y para las plantas un incremento en la producción de polen que garantice la reproducción. Ambas recompensas son de vital importancia para la interacción entre ambos organismos.


Como lo notaba Darwin, las estructuras florales de las plantas han evolucionado a la par con la belleza de las mismas, la búsqueda de la fertilización cruzada es indispensable. La polinización o fertilización cruzada es uno de los medios mas efectivos para el intercambio genético entre los organismos y puede ser llevada a cabo por varias especies de animales (muchas en realidad) y bajo esta interacción la selección natural se ha encargado de adaptar las estructuras florales para el llamado de ciertos polinizadores que garanticen que el polen llegue a los estigmas correctos de flores de su misma especie. Las características adquiridas por las flores pueden llamarse de señal y recompensa.

Las señales avisan a los polinizadores que hay alimento en la flor, que pueden tomarlo y aprovecharlo si así les apetece. Bajo el influjo de estas señales, el polinizador se acerca a la flor y toma el polen que le servirá como alimento, no olvidando llevarse consigo la cantidad de polen suficiente para la polinización de otras flores de la misma especie a la que visito. Los tipos de señales que adoptaran las flores pueden ser visuales, olfatorias o incluso de movimiento. Las recompensas que ofrecen las plantas suelen ser del tipo alimento pudiendo ser polen, néctar o en algunos casos, cera.

Podemos decir entonces, como ejemplo, que el aroma es una señal y el polen una recompensa.

La existencia de recompensas por parte de las plantas, no significa una bondad que brinde alimentación gratuita de los polinizadores, sino que es una señal que evolucionó porque asegura la llegada del polen a su destino: flores de la misma especie. Es la búsqueda de establecer descendencia. En comparación con otros tipos de vegetales que no producen señales de recompensa, como los pastos, en las flores hay una mayor producción de polen, pues dependen únicamente de la suerte del viento para la polinización cruzada.


Bajo las mismas condiciones, los polinizadores no son visitantes por gusto de las plantas con flor a las que suelen asistir, no es su intención ayudar a su reproducción, sino la de buscar una fuente de energía que les permita seguir viviendo y dejar descendencia.

Existen algunos casos de coevolución en los que solamente un polinizador y no más puede acceder al néctar de una especie vegetal, por lo que una depende de la existencia de la otra. Es el caso de la orquídea “Estrella navidad” (Angraecum sesquipedale), que se caracteriza por tener un estrecho tracto tubular llamado espolón que contiene el néctar. El espolón de la orquídea Estrella de Navidad es inmenso comparado con el de sus congéneres: mide 29 centímetros de longitud. En el fondo de este recipiente, el néctar no alcanza a ocupar más de cuatro centímetros. El único polinizador para esta especie se encuentra en el continente africano. Se trata de la mariposa “Esfinge de Morgán” (Xanthopan morgani preadicta) la cual tiene una espiritrompa (que es el órgano chupador que las mariposas utilizan para chupar el néctar de las flores) de unos 20 centímetros de longitud.



Todas estas interacciones ecológicas que se han ido desarrollando con la coevolución de planta y polinizador, son de suma importancia tanto para la conservación de la naturaleza, tanto para la manutención de uno como de otro.

Dentro de este modo de conservación, se debe ser consiente entonces de que la desaparición de uno, conlleva a la desaparición del otro. Tal es el caso de la orquídea Estrella de navidad: la mariposa Esfinge de Morgán no se ha encontrado (quizás porque ya se extinguió), y las poblaciones de orquídea Estrella de navidad están desapareciendo de su medio natural. Ya que las plantas con flor constituyen una de las bases más importantes para los ecosistemas terrestres, su relación con las especies involucradas da como resultado el buen funcionamiento del medio, recordando que la base de la cadena alimenticia se encuentra en los vegetales.

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