10 de diciembre de 2009

BUENAS, BONITAS Y BARATAS
Mauricio Montoya Bonillas

Al transitar por las calles de mi ciudad, se pueden ver largos camellones que adornan el camino. Lindos cercos pintados limitan las plantas que adornan dichos camellones. Son plantas bonitas, de eso no hay duda. Pastos verdes, palmeras, eucaliptos y hielitos, entre muchas otras.

En muchas ocasiones, veo alrededor de los camellones conitos de tránsito anaranjados que automáticamente me hacen pensar que ahí enfrente algo están haciendo, así que mejor me voy cambiando de carril. Y en efecto, puedo ver trabajadores municipales haciendo labores de mantenimiento a los camellones, ya sea regando las plantas, podando palmeras y demás arbustos e incluso cortando el césped que se extiende como alfombra.

Después de vivir 22 años en la ciudad de Ensenada B. C., este tipo de trabajos municipales deberían de parecer de lo más normal. Sin embargo, son trabajos que tienen que hacer como consecuencia de la mala decisión de las autoridades de llenar la ciudad de plantas exóticas que requieren de cuidados intensivos, debido a que no poseen las adaptaciones ni la capacidad de sobrevivir por si mismas en esta región tan particular, que si se distingue por algo, es por la escasez de lluvias.

La crisis mundial que se vive con la escasez de agua y los cambios climáticos derivados del calentamiento global, nos obliga a tomar medidas ahorradoras de los recursos naturales... Y mantener comunidades artificiales de plantas exóticas no es precisamente una medida que mitigue los problemas con los cuales tenemos que lidiar.

Sin embargo, tenemos una alternativa que está frente a nuestras narices y puede brindar el mismo beneficio (y muchos más) que los camellones con sus comunidades artificiales de plantas exóticas. Esta alternativa es utilizar plantas nativas.

Las plantas nativas, al formar las comunidades de plantas de la región, han estado en las condiciones naturales del ambiente local por cientos de años, y se han adaptado a dicho ambiente. Algunas de sus adaptaciones evolutivas han resultado en la resistencia a sequía, aridez y suelos pobres. Cada planta integra parte de una comunidad vegetal y cuando se usan en jardines representan a esa comunidad.

Como resultado de la utilización de plantas nativas (que poseen adaptaciones evolutivas especificas), tenemos un ahorro en el consumo de agua, debido a que sólo necesitan el agua que cae estacionalmente en la región. Este tipo de medidas representa un sentido responsabilidad con el medio ambiente.

Además, gracias a su adaptación a suelos pobres en nutrientes, se tiene un ahorro en fertilizantes, debido a que tienen la capacidad de crecer en suelos pobres y áridos. Además de esto, se evitan dos posibles problemas ecológicos derivados de la fertilización de suelos: uno, que crezcan malezas y plantas exóticas que compiten con las nativas, y dos, un posible cambio a la composición química del suelo que a su vez afecte los ambientes acuáticos (nitrificación).

Las plantas nativas tienen muchos otros beneficios: uno de estos es el poco mantenimiento que necesitan después de ser cultivadas. Debido a que no necesitan riego, se ahorra en instalación de aspersores o sistemas de riego, no necesitan insecticidas ni fertilizantes. Simples podas ocasionales son suficientes para mantener estas plantas radiantes y vitales.

Un beneficio adicional es que se atrae a la fauna nativa. Insectos y aves polinizadoras, roedores, mamíferos, reptiles y demás animales, que al estar en contacto con las semillas, aromas y frutos de las plantas nativas, forman un equilibrio ecológico en los jardines, brindando así una conexión que difícilmente se puede apreciar en una zona urbana.

Una razón más para optar por las plantas nativas es que reflejan los cambios estacionales regionales. Esto da la sensación de estar conectado con la naturaleza y sus ajustes estacionales y los ciclos fenológicos – los cambios en la forma y fisiología de la planta- de cada especie. Cambios como la coloración de las plantas perdida de hojas, floración, entre otros, pueden ser apreciados con claridad en estas plantas.

Y por último, y no menos importante, las plantas nativas son hermosas y pueden formar paisajes naturales y artificiales realmente bellos. La cantidad y variedad de plantas que encontramos en la región es impresionante. Cactáceas de todos colores, tamaños y formas, arbustos, pastos y árboles y nos muestran una vez más la gran imaginación artística de la naturaleza, pueden formar una imagen digna de apreciarse en el momento más romántico, si así lo prefiere. Combinando tantas textura, formas y colores pueden hacer inclusive de un jardín, la envida de toda ama de casa y el objeto de apreciación de cualquier fisgón. Además, el utilizar plantas nativas con motivo de ornamento, nos brindan identidad regional.

Estas razones son motivo suficiente para hacer retumbar en las autoridades la idea de adornar nuestras calles, y evitar así los problemas que se han dado por el afán de mantener plantas exóticas, ya que, además de representar un gasto social que se paga únicamente con nuestros impuestos, representan un gasto ecológico, desplazan a las plantas nativas y con esto a la fauna nativa contribuyendo así aún más a la perdida de identidad regional (que ya de plano nos azota por la influencia de vivir en una zona fronteriza, aunque ese ya es otro boleto).

Por último, sólo me queda invitarlo a que no espere a que las autoridades hagan el cambio por nosotros, a que conozca la gran variedad de plantas nativas de la región y a que se decida a adornar sus jardines con estos organismos hermosos y tan nuestros como la misma ciudad.

Buenas, bonitas y baratas, las plantas nativas son una buena opción para su casa, nuestra ciudad y nuestro planeta.

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